Evaluación clínica inicial de pacientes con sospecha de IC
Uno de los objetivos principales en la evaluación inicial de la IC (Tabla 3) es la identificación de las anormalidades funcionales y estructurales presentes en esta enfermedad, para lo cual debe efectuarse una evaluación clínica, con historia y examen físico completo, y luego exámenes complementarios, que incluyen electrocardiograma (ECG) y radiografía de tórax[1]. En el contexto de atención primaria se hace fundamental lo expuesto, ya que permitirá sin grandes recursos, una correcta derivación de ser esta necesaria.
En caso de disponibilidad, se recomienda solicitar péptidos natriuréticos (BNP o Pro-BNP)[2], los cuales son de gran utilidad para el diagnóstico de IC por su alto valor predictivo negativo, teniendo adicionalmente valor como índice pronóstico. Finalmente el ecocardiograma doppler, es el estudio más útil en la evaluación de daños estructurales y/o funcionales en pacientes con IC[3].
Evaluación inicial de pacientes con diagnóstico de IC. |
Evaluar la severidad clínica de la IC por historia y examen físico. |
Evaluar la estructura y la función cardíaca. |
Determinar la etiología de la IC, con especial interés en las causas reversibles de la enfermedad. |
Evaluar enfermedad coronaria e isquemia miocárdica. |
Evaluar el riesgo de arritmias graves. |
Identificar factores desencadenantes o agravantes de la enfermedad. |
Identificar comorbilidades que puedan influir en la elección del tratamiento. |
Tabla 3: Evaluación inicial de pacientes con diagnóstico de IC.