El aprendizaje se puede verificar en la medida en que los participantes cambian sus actitudes, amplían sus conocimientos y/o mejoran sus capacidades como consecuencia de una acción formativa.
Las acciones formativas que tratan sobre temas como diversidad o igualdad en la plantilla, tienen como objetivo principal un cambio de actitudes.Las acciones formativas técnicas pretenden una mejora de las habilidades. Y las acciones sobre materias como liderazgo, motivación y comunicación, pueden aspirar a lograr los tres objetivos.
Con el fin de evaluar el aprendizaje, es necesario establecer objetivos específicos: saber cuál es la dirección es imprescindible para conocer si se avanza correctamente.
Es posible evaluar los conocimientos, habilidades y actitudes de los participantes antes y después del curso, por ejemplo, mediante una prueba escrita. Esta evaluación se puede realizar inmediatamente después de finalizada la acción formativa y pretende medir los conocimientos adquiridos por los alumnos a lo largo del curso, que es el fin de esta etapa.
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Estos controles son imprescindibles en la formación e-learning y en la presencial relacionada con conocimientos técnicos (en este último caso, junto con el nivel 1).