Para que se produzca un cambio de conducta es necesario no solo que la persona quiera cambiar (nivel 1), e incluso que sepa lo que tiene que hacer, cómo y cuándo (nivel 2); además tiene que trabajar en un clima adecuado, debe tener la oportunidad de cambiar e incluso debe ver algún incentivo, no necesariamente monetario, en el cambio.
Para comprobar si se ha producido un cambio de conducta es necesario dejar pasar un tiempo desde la formación (entre 1 y 2 meses) para facilitar que el cambio se produzca, y encuestar o entrevistar a: participantes, supervisores inmediatos, subordinados, clientes/proveedores si corresponde, etc., además de la observación directa del comportamiento del empleado en el puesto de trabajo. Esta evaluación se debe repetir tras 6/12 meses, para comprobar que el cambio es firme.
Este nivel de evaluación es conveniente siempre, e imprescindible en la formación asociada al puesto de trabajo. Es aquí donde se plantean los retos más importantes al departamento de formación de la institución: la transferencia real de esos conocimientos adquiridos al puesto de trabajo, lo que no siempre es fácil por temas de organización interna, resistencias al cambio, falta de estímulo, etc.
Se trata, por tanto, de un nivel de evaluación mucho más útil a la organización, puesto que es a partir de aquí cuando la institución comienza a obtener resultados de la formación que, si estaba bien diseñada y adaptada a las necesidades reales de la empresa, tendrá un efecto rápido sobre la mejora de los resultados institucionales.
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